La violencia entre estudiantes sigue siendo una problemática persistente dentro del entorno educativo. Especialistas advierten que, cuando estas conductas se repiten sin intervención, pueden dejar secuelas profundas en el desarrollo emocional y social de los menores, influyendo en su comportamiento presente y futuro.
¿Qué consecuencias puede tener el bullying en el menor que agrede?
De acuerdo con expertos en salud emocional, cuando el menor agresor crece sin límites claros ni reglas, la violencia puede normalizarse como una forma válida de relacionarse. Esta falta de contención favorece el desarrollo de conductas antisociales, impulsividad y dificultad para respetar normas. Con el tiempo, este patrón puede derivar en problemas legales, conflictos constantes y mayor propensión a repetir actos violentos, especialmente si el bullying en escuelas no se detecta ni se corrige de manera oportuna desde el entorno familiar y educativo.
¿Cómo afecta el bullying a los menores que son víctimas?
El menor agredido puede presentar miedo constante, baja autoestima, ansiedad y cambios drásticos en su comportamiento. La exposición prolongada al maltrato escolar puede provocar respuestas defensivas o incluso reacciones violentas ante situaciones de crisis, al vivir en un estado permanente de alerta. Especialistas señalan que, sin atención temprana, estas consecuencias del acoso escolar pueden extenderse a la adolescencia y adultez, afectando relaciones sociales, rendimiento académico y estabilidad emocional.
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