El Día de Acción de Gracias tiene sus raíces en antiguas tradiciones inglesas en las que se realizaban jornadas de agradecimiento por buenas cosechas o sucesos favorables. Esta práctica fue retomada por los colonos en Norteamérica, destacando la celebración de 1621, cuando los peregrinos de Plymouth compartieron una cosecha exitosa con la tribu Wampanoag, un episodio considerado el antecedente directo de la festividad moderna.

El pavo se consolidó como el platillo central debido a su disponibilidad, facilidad para criarlo y tamaño, que permitía alimentar a grupos numerosos en comidas comunitarias. Con el paso del tiempo, la celebración incorporó nuevas tradiciones, como el simbólico perdón presidencial al pavo, que refuerza el carácter festivo y cultural del día.