La incertidumbre se apoderó de defensores de animales y voluntarios luego de que un refugio histórico en la capital del país fuera desalojado tras una resolución judicial. La preocupación no solo gira en torno al cambio de administración del predio, sino al destino de los cientos de animales que permanecen en el lugar sin información clara sobre su cuidado, tratamientos médicos ni rutinas básicas.
¿Por qué temen que sacrifiquen a los perros y gatos del refugio desalojado?
El temor surge tras el desalojo del Refugio Franciscano, ubicado en la zona poniente de la ciudad, luego de que un fallo judicial determinara la recuperación legal del terreno por parte de una fundación privada. Desde ese momento, los antiguos responsables del albergue denunciaron que no existe comunicación clara con la nueva administración sobre la salud de los animales, sus tratamientos médicos, esterilizaciones programadas ni cuidados especiales.
De acuerdo con los cuidadores, varios de los perros y gatos rescatados presentan discapacidades, enfermedades crónicas o edad avanzada, lo que incrementa el riesgo si no reciben atención especializada. También alertaron que los gatos del refugio podrían estar en mayor peligro, ya que se encuentran en un área específica cuya ubicación —aseguran— no ha sido verificada por los nuevos responsables.
Expertos en bienestar animal advierten que cambios bruscos en rutinas, falta de paseos, alteraciones en horarios de alimentación y el estrés extremo pueden provocar deterioro grave en la salud de los animales.
¿Qué pasará ahora con los más de mil animales que siguen en el predio?
La fundación que ahora tiene control del terreno aseguró públicamente que, por orden judicial, los perros y gatos deben permanecer en el lugar por el momento y que existe el compromiso de mejorar sus condiciones de vida. Señalaron que la responsabilidad actual incluye alimentación, atención veterinaria y supervisión constante.
Sin embargo, colectivos animalistas y antiguos responsables del refugio exigen acceso inmediato para revisar a los animales y colaborar en su cuidado, especialmente en casos que requieren medicación, rehabilitación o seguimiento clínico. También manifestaron su preocupación por versiones que apuntan a un proyecto inmobiliario en el predio, lo que ha intensificado el miedo a que se utilice el estado de salud de algunos animales como pretexto para justificar decisiones irreversibles.
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