Un movimiento educativo impulsado por familias está creciendo rápidamente en escuelas privadas y públicas del país. La iniciativa propone retrasar la entrega del primer celular, reducir el tiempo frente a pantallas y promover hábitos más saludables en niñas, niños y adolescentes. Su expansión ha sido tan acelerada que ya suma cientos de familias que buscan enfrentar los efectos de la hiperconectividad en menores.
¿Por qué las familias están retrasando el uso del primer celular hasta los 13 años?
La medida se basa en evidencia científica sobre el desarrollo de la corteza cerebral, divulgada internacionalmente por especialistas como Jonathan Haidt, quien advierte que la exposición temprana a pantallas, notificaciones y redes sociales provoca una sobreestimulación constante.
Padres consultados aseguran que, antes de unirse al pacto, sus hijos recibían más de 150 notificaciones por día, generando distracción, disminución de la atención, episodios de ansiedad y conflictos escolares como aislamiento, comparaciones sociales y acoso digital.
El Pacto Parental propone que el primer celular inteligente llegue a partir de los 13 años, y que el acceso a redes sociales se postergue hasta los 16, con el fin de disminuir riesgos que, según expertos, afectan el desarrollo emocional y cognitivo.
¿Cómo funciona el Pacto Parental?
El acuerdo colectivo reúne a grupos de padres que firman un compromiso para retrasar la entrega de dispositivos inteligentes y aplicar reglas unificadas. Esto evita que un niño se sienta excluido si solo su familia limita el uso del celular.
En una semana, más de 200 familias de una escuela se unieron al movimiento, seguido por decenas más en otras instituciones. El impacto fue inmediato: menores que antes pasaban recreos mirando pantallas comenzaron a jugar, leer y socializar más. Incluso quienes ya tenían un celular inteligente recibieron un dispositivo analógico, lo que redujo su exposición digital sin afectar su comunicación básica.
Padres señalan que el proceso puede generar resistencia, pero dura poco: tras el enojo inicial, los niños retoman actividades físicas, juegos tradicionales y lectura. Para los impulsores del pacto, esto demuestra que la adicción digital puede revertirse cuando hay acompañamiento y coherencia entre adultos.
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