Las enfermedades cardíacas representan un problema de salud pública de gran relevancia y se mantienen entre las principales causas de mortalidad a nivel global.
Entre los padecimientos más comunes se encuentran la hipertensión arterial, la enfermedad coronaria, los infartos y las alteraciones del ritmo cardíaco, las cuales pueden tener su origen tanto en factores genéticos como en estilos de vida poco saludables.
¿Qué hábitos aumentan el riesgo de sufrir un infarto?
El sedentarismo, el consumo de alcohol y tabaco, una dieta desequilibrada y el estrés crónico son algunos de los detonantes más frecuentes. Los especialistas en cardiología señalan que los síntomas a los que se debe prestar atención incluyen dolor en el pecho, fatiga extrema, mareos, palpitaciones o dificultad para respirar.
La clave para reducir riesgos está en la prevención: mantener una alimentación balanceada, practicar actividad física de manera regular, manejar adecuadamente el estrés y evitar sustancias nocivas. A esto se suma la importancia de acudir a revisiones médicas periódicas, con el fin de detectar a tiempo cualquier anomalía y evitar complicaciones graves.