Decenas de corzos quedaron inmovilizados sobre un lago de Siberia, cuyo hielo extremadamente liso les impidió ponerse de pie o avanzar. La falta de tracción los dejó vulnerables y sin capacidad para regresar por su cuenta a tierra firme.
Fueron pescadores de la zona quienes detectaron a los animales exhaustos y organizaron un rescate improvisado. Algunos corzos fueron cargados hasta la orilla y otros fueron deslizados cuidadosamente en trineos para evitar lesiones. Con el apoyo de los rescatistas, la mayoría logró reincorporarse y regresar a la estepa sin daños evidentes.