Te acuerdas de cuando tu mamá te decía que si te tragabas un chicle se te pegaría en el estómago? Pues resulta que ese era uno de esos mitos que nos contaban de niños para mantenernos alejados de las gomas de mascar. Pero, ¿qué hay de cierto en esto?
La creencia popular aseguraba que el chicle se adhiere a las paredes del estómago y permanece allí durante años. Sin embargo, la ciencia tiene una respuesta muy diferente. De acuerdo con la doctora Robynne Chutkan, experta en salud digestiva, los componentes del chicle no son digeribles por nuestro organismo. Esto significa que no tenemos las enzimas necesarias para descomponerlo.
¿Qué sucede cuando nos comemos un chicle?
Lo cierto es que el chicle pasa a través de nuestro sistema digestivo de la misma manera que cualquier otro alimento. Viaja por el intestino y finalmente es eliminado del cuerpo. Este proceso puede tardar entre uno y tres días, y no años como muchos creen.
¿Por qué el mito del chicle persistente?
La idea de que el chicle se queda pegado en el estómago es una imagen muy gráfica y fácil de recordar. Además, muchos padres utilizan este tipo de historias para disuadir a sus hijos de realizar ciertas acciones.
Los riesgos de comer chicle
Si bien tragar un chicle no causará daños graves a largo plazo, el consumo excesivo de este producto puede tener otras consecuencias, especialmente en niños:
- Caries: El alto contenido de azúcar en muchos chicles puede contribuir a la formación de caries.
- Problemas mandibulares: Masticar chicle durante largos períodos puede provocar problemas en la articulación temporomandibular.
- Riesgo de asfixia: Los niños pequeños pueden atragantarse con el chicle, lo que representa un peligro para su vida.
Recomendaciones:
- Evitar en niños pequeños: No se recomienda dar chicle a niños menores de cuatro años debido al riesgo de asfixia.
- Elegir opciones sin azúcar: Si vas a consumir chicle, opta por las opciones sin azúcar para reducir el riesgo de caries.
- Moderación: Masticar chicle con moderación y no durante períodos prolongados.
El mito de que el chicle se pega en el estómago es falso. Sin embargo, es importante ser conscientes de los riesgos reales asociados con el consumo de chicle, especialmente en niños.
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