Estudios científicos demuestran que las canciones tristes pueden activar mecanismos cerebrales que favorecen la regulación emocional y el bienestar psicológico.
Cry, de Cigarettes After Sex; Miracles (Back in Time), de The Do, How to disappear, de Lana del Rey o la reciente Birds of a Feather, de Billie Eilish, son solo algunas de las que podrían entrar en la lista, dependiendo de la percepción de quien las escucha, Pero ¿qué efecto tiene la melancolía en estas y otras canciones que nos hace regresar a ellas, justamente cuando estamos mal? En las siguientes líneas intentaremos explicarlo.
¿Por qué elegimos canciones tristes precisamente cuando necesitaríamos contrarrestar sentimientos de melancolía?
Una lista de reproducción en la que predominan emociones de este tipo cumple la función terapéutica al proporcionar un entorno seguro y libre de juicios para comprender y procesar las experiencias dolorosas. Y a veces, incluso, nos da un lenguaje para expresar lo que no sabemos decir.
Estudios científicos han encontrado que la música que nos lleva a experimentar estas emociones estimula la liberación de neurotransmisores como la dopamina y la oxitocina, asociados con el placer y la conexión social, que, en este contexto, nos hacen sentir reconfortados y dispuestos a transitar por momentos de introspección que pueden resultar difíciles. De esta manera, escuchar canciones tristes facilita la regulación emocional y promueve la estabilidad psicológica.
La ciencia explica por qué buscamos profundizar la tristeza a través de la música
El doctor Joshua Knobe, de la Universidad de Yale, ha descubierto que la inclinación por canciones que expresan tristeza no está relacionada con un deseo de experimentar emociones negativas, sino con la capacidad de esta música para reconectar con uno mismo.
Para su investigación, Knobe dividió el estudio en dos fases. En la primera, una muestra de 400 personas evaluó una serie de piezas musicales. Los resultados fueron inesperados: la calidad técnica de las canciones no fue el factor más influyente en la valoración de los participantes, quienes mostraron una mayor preferencia por aquellas que expresaban emociones profundas.
Por otro lado, según los hallazgos de la segunda parte de la investigación, la música asociada a sentimientos de tristeza funciona como un facilitador de la conexión social, permitiendo a las personas compartir experiencias emocionales como si se tratara de una conversación.
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