Un accidente en una autopista de Mississippi provocó la fuga de varios monos de laboratorio que eran transportados desde la universidad de Tulane. Inicialmente, la policía advirtió que los animales podían portar enfermedades como hepatitis C, herpes y coronavirus, por lo que se activaron protocolos de emergencia y algunos ejemplares fueron abatidos para evitar posibles contagios.
Más tarde, la universidad aclaró que los primates no estaban infectados y que pertenecían a otra institución, asegurando que no existía riesgo sanitario para la población. El hecho generó críticas de organizaciones animalistas, que exigieron una revisión profunda al uso de animales en experimentación y pidieron sustituir estos métodos por alternativas éticas y libres de crueldad.








