La noche del 29 de octubre, el cielo de Irlanda se llenó de luces brillantes que se desplazaban desde Wexford hasta Donegal y Cork, sorprendiendo a miles de personas. En redes sociales, muchos especularon sobre la posible presencia de ovnis, pero los astrónomos aclararon pronto el origen del fenómeno.

Las luces fueron provocadas por la expulsión de combustible congelado de un cohete estadounidense, lanzado desde Florida en una misión de despliegue de satélites. El reflejo del sol sobre los restos del combustible generó un efecto visual inusual, que tiñó el cielo nocturno de Irlanda con destellos azulados y plateados.